El puma tiene una gran distribución geográfica, habitando desde Canadá hasta los Andes de América del Sur.
Los machos adultos miden entre 1.5 y 2.75 metros de largo, abarcando desde la punta de la cola hasta la nariz. Pueden pesar de 53 a 100 kilos. Lo más grandes han pesado más de 120 kg. Las hembras suelen ser de menor tamaño y peso variando entre 29 y 64 kilos. Los más próximos al Ecuador, suelen ser más pequeños que los que habitan en regiones cercanas a los polos. Su larga cola mide alrededor de un tercio de la longitud del cuerpo del puma. Sus extremidades son musculosas, cortas y fuertes que junto con la mandíbula y los colmillos, cazan exitosamente a sus presas. Posee cinco garras retráctiles en las patas delanteras que le sirven para enterrarlas en las víctimas y evitar que escapen. Con sus patas también realizan grandes saltos verticales de hasta 5.4 metros y persecuciones de carreras cortas. En saltos horizontales abarcan de 6 a 12 metros. Estos felinos alcanzan la velocidad de 55 km/h pero no está adaptado a carreras largas. Es más hábil para escalar y aunque no es muy afecto a nadar, puede realizarlo sin problema.
Principalmente en Sudamérica, esta especie se encuentra en grave peligro de extinción. Su caza se realiza de manera inmoderada e incluso hasta gobiernos de provincias ubicadas en la Patagonia, promueven la caza de este felino como forma de controlar su población y evitar que ocasionen daños a las zonas ganaderas. De igual manera, se entrenan perros para la caza del puma de manera muy cruel, pues estos caninos son enfrentados frente a frente con pumas en cautiverio para que vayan aprendiendo y mejorando sus técnicas de ataque. Esto se realiza de manera clandestina en países de América del Sur.